Cuando era pequeña quería ser escritora, me encantaban las historias y los cuentos que nos contaba mi madre a diario, y siempre me dormía reinventando esas historias, yendo a un pasado más remoto, a un bosque más lejano, a un paisaje más exótico.
Más tarde empecé a pensar que lo mío era la historia, no en vano mi padre era el mejor ejemplo, y pude aprender muchísimo de él. Incluso pensé, en ese momento decisivo en el que debes comenzar tus estudios en la universidad, ser arqueóloga, pero mi abuelo Leandro, con mucha sensatez, me explicó que esa era una profesión de ricos, porque a principios de los setenta en nuestra tierra la arqueología era un lujo.
Así que decidí convertirme en profesora, y en ello llevo muchos años felices. Pero...
¡Quién me iba a decir que cuarenta años más tarde me decidiría a contar las historias de Ubrique!
En este cuaderno de bitácora tan moderno me pondré al día por los vericuetos de internet y los misterios de los ordenadores, y al mismo tiempo intentaré recuperar todas las historias de mi pueblo que abuelos, tíos y, sobre todo mi padre y mi madre, me han contado a lo largo de la historia.
ESPERANZA CABELLO IZQUIERDO
1 DE MARZO DE 2007